UFF inolvidable: Uruguayo perdido en Río
Emiliano Pablo Oliveras MolinaGraduado em Segurança Pública na Universidad de La República (Uruguai).
Foi intercambista na UFF em 2017.
Cuando me enteré de la posibilidad de poder relatar una de las experiencias más importantes que tuve en mi vida, y que inclusive tuviera chances de quedar plasmado en un libro de esta hermosa Universidad, ¡no lo dudé ni un minuto! – pero como todo uruguayo aquí estoy escribiendo este texto para entregar en el último día al límite de lo reglamentado, en la hora y en el último minuto, como nos caracterizamos nosotros je.
¿Cómo puedo empezar resumidamente sin irme por las ramas personales de esta maravillosa experiencia? Fue un Diciembre del 2016 en el cual recibió la maravillosa noticia de ser aceptado como Free Mover en el marco de los convenios académicos vigentes entre nuestros países hermanos, luego de haber conocido por primera vez – por los Juegos Olímpicos celebrados ese mismo año – Río de Janeiro, habiéndome enamorado de sus tierras y habiendo conocido personas que ante mis constantes preguntas de cómo eran las Universidades en Rio, todos repetían que sin lugar a dudas tenía que intentar aplicar la solicitud de intercambio en nuestra bella UFF.
Ya con la aceptación oficial, llegaron las decenas preguntas que uno se hace ante tal evento de irse de su país, solo, y a vivir una experiencia tan única por primera vez; ¿dónde voy a vivir?, ¿será seguro? ¿Buscaré trabajo? ¿Me quedaré más tiempo de lo aplicado inicialmente? ¿Valdrá la pena el esfuerzo? Todo por suerte salió mejor de lo que alguna vez imagine, logré cumplir mis objetivos previos a tal viaje, y llegado el momento de embarcarme estaba totalmente convencido y feliz de tomar esa decisión que fue un punto de quiebre en mi vida personal y también porque no, académica.
La primera imagen que se me viene al recuerdo es de estar asombrado por lo grande y linda quera era la UFF, llegué un domingo de Febrero, y recuerdo al mismo día de llegado que me junte con mi amigo y en su momento mi Tutor particular seleccionado por ser estudiante de intercambio, Daniel Porcel Bastos (Brasil), en su casa me recibió con una disposición y alegría fantástica, haciéndome preguntas de mi viaje, de cómo me sentía ante este nuevo desafío y la tan anhelada hora de conocernos ya que hacía meses que intercambiamos correos, mensajes, de todo tipo para conseguir alojamiento, pasajes con mejores precios, informaciones de algunas de las materias a cursar, etc.
Recuerdo la primera reunión hecha para recibir a todos los estudiantes extranjeros que me dejó perplejo de la cantidad de diferentes nacionalidades presentes, Japón, Argentina, Alemania, Colombia, de todas partes del mundo reuniéndose en una sola habitación en una universidad, ¡fantástico!.
En esa charla introductoria, a pesar de informarnos cosas de la región de Niterói, de la historia de la Universidad, de eventos a desarrollarse en el campus, y las propias introducciones de cada uno de los estudiantes presentes, lo que no puedo olvidar y más me sorprendió (es un poco gracioso pero podemos notar cómo algo tan simple para un estudiante local puede que sea sorprendente para alguien que viene de otra realidad) fue la hora de nombrarnos las instalaciones del campus, y mencionar “o bandejão”, ¡simplemente no lo podía creer!, era algo que veía en películas estadounidenses que un campus tuviera su lugar de comidas para que todos almorzaron juntos en horario universitario, entre compañeros, funcionarios docentes, era fantástico y siendo muy sincero me da un poco de hambre recordar el excelente “feijão preto” que hacían los cocineros con su amabilidad y predisposición de siempre.
Tuve la suerte de haber trabajado en el pasado con empresas brasileñas y también haber estudiado el idioma en mi país, por ende, contaba ya con un nivel de portugués muy avanzado que me permitió tener una mayor libertad para desenvolverme con mayor facilidad y fue una de las razones por la cual opté por elegir 5 materias diferentes que abarcasen un amplio abanico de información que considere importante para mí desarrollo académico/profesional en ese entonces, destacando por encima de las otras (simplemente por la conexión humana que tuve con el docente del curso) al profesor adjunto de la materia “Estudios estratégicos II”, coordinador del INEST, Dr. Eduardo Heleno (Brasil), un gran docente con una sensibilidad sobre los asuntos regionales magnífica, con un conocimiento y cariño para con mi país que también me dejó sorprendido y generó un vínculo que mantengo hasta el día de hoy.
Yo era un poco mayor a mis compañeros de clase (en ese entonces tenía 27 años) ya que soy ex-estudiante de 4to año de la Facultad de Medicina en Uruguay y había comenzado a cursar la carrera de relaciones internacionales hacia 1 año, y aun estaba con algunas pequeñas dudas sobre mi futuro académico y puedo decir que gracias a esta experiencia en la UFF pude consolidar realmente lo que quería para mi desarrollo como profesional en las relaciones internacionales, ya que la calidad brindada en las materias seleccionadas, el enfoque que le dan a la carrera desde Brasil en general (siendo Itamaraty un lugar tan importante para la historia de las relaciones internacionales en nuestro continente), el intercambio de experiencias, conocimientos, las relaciones interculturales que me brindó la Universidad como nunca antes había experimentado llevaron a que al regreso a mi país tuviera otra energía y seguridad para llevar adelante la carrera, despejando cualquier pequeña duda restante que aún tuviera.
Sin lugar a dudas todas las materias cursadas me dejaron un aprendizaje no solo dentro del ámbito académico, sino como mencione anteriormente, me ayudaron a desarrollarme personalmente, y por esta razón estaré agradecido eternamente.
Pasando a un plano más personal, este tipo de experiencias te llegan a las fibras más profundas del ser humano, porque uno está compartiendo constantemente su experiencia de vida con otras personas que vienen de lugares tan remotos y tan distintos que es un constante aprendizaje desde todo punto de vista. Pude conocer gente de lugares que nunca antes había siquiera escuchado o imaginado que podría llegar a interactuar, pude desarrollar vínculos con gente que al día de hoy son amigos míos, me involucré sentimentalmente con una persona que me dejó recuerdos inolvidables y que nos hemos vuelto a encontrar y ver en Uruguay y Brasil en años posteriores a esta experiencia desarrollada, pude conocer lugares de Río de Janeiro que son increíbles y fantásticos, pero sobre todas las cosas, uno madura desde todo punto de vista de una forma tal, que con el paso de los años considera esta experiencia como un momento de los llamados “claves” en la vida de uno, al afrontarse a situaciones de manera cotidiana que elevan en todo sentido la experiencia que uno piensa que va a tener inicialmente.
Soy de las personas que constantemente cuando tengo gente cercana que me plantea a modo de pregunta, sobre si realizar una experiencia de esta índole, siempre digo con total seguridad que sí, es algo que creo que todos deberíamos hacer una vez en nuestras vidas. No hay que olvidar que al realizar algo como esto, uno tiene que plantearse cómo manejarse desde todo punto de vista completamente solo, su propia economía diaria, como cuidarse, saber cuándo hay que divertirse y cuando no, saber que uno está representando a su propia Universidad y porque no a nuestro país y por defecto ser consciente de las diferencias sociales, culturales y tantas más que nos vamos a enfrentar a diario, pero que al mismo tiempo con el paso de los años vamos a tomarlo como un aprendizaje único en nuestras vidas, un momento clave de nuestro desarrollo humano pero al mismo tiempo la responsabilidad de transmitir las experiencias con un punto de vista crítico a la hora de responder cualquier tipo de interrogante.
Un momento que recuerdo inolvidable (que por suerte pude retratar en una foto) fue el de haber participado – y ganado cof, cof – de un campeonato de Futsal en la UFF con la particularidad que fue organizado totalmente e informalmente, ¡por todos los participantes del mismo!; eran brasileros, japoneses, colombianos, hondureños, de Timor, angoleños ¡era una cosa increíble! ¡hasta copa y medallas habíamos comprado!, nos pasamos un día entero de un fin de semana jugando futbol, conociéndonos, riéndonos, siendo rivales, generando las rispideces que genera el fútbol en nuestra tierra y posteriormente disfrutado un delicioso churrasco con música de una forma increíble, fue una jornada inolvidable de esas irrepetibles con la particularidad de que nada de esto hubiera existido si no hubiéramos decidido embarcarnos en esta experiencia de intercambio única.
Post UFF
Gracias a esto, tuve vínculo con el cónsul uruguayo en Río de Janeiro y pude obtener no solo un curso prestigioso para mi CV, sino además contactos y experiencias profesionales – humanas invaluables.